El amor es un verdugo instalandoce en la cabecera de la cama...
El amor, acuerdate, no lo invoques, mejor busca la sabiduria de las lagrimas.
No debes nunca, amor, hurgar en un cadáver. Encontraras sólo vacio y cierto misterio en lo que alguna vez fue carne viva. Créeme, amor, el buitre hallaría razones metafisicas aún más válidas que tú en su deseo. Él y los gusanos habrán de hacer el resto. Todo habrá de reducirse a a un mero trabajo de rutina para ellos, una mera cuestion de ecología.
José Luis Domínguez
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